Los idóneos en el tema, ahora lo llaman “escrache”, otrora eran pintadas. En algún tiempo se realizaban con cal, pintura o tiza, ahora con aerosol. Previo a cualquier elección aparecen en letras grandes y serpenteando las grandes vías de acceso, más tarde parecieran inmiscuirse en forma de esténcil en los recovecos de la geografía de la ciudad, ansiosos por ser descubiertos. Las pintadas son tan antiguas como las palabras, y en muchas ocasiones acompañaron procesos revolucionarios o transformadores como el primer gobierno peronista, la revolución cubana, el mayo francés, el cordobazo, etc. Pero más allá del tiempo, lugar, soporte o herramienta hay algo que lo define y es su origen popular. La pintada, casi siempre noctámbula y clandestina, posee un fin resistente y es un claro gesto por ganar el espacio público. Ese espacio que hoy parece estar destinado a la “gente”, mas no al pueblo.
Varias consignas se estamparon en calles, tapas de luz y paredes derruidas del espacio público, todas ellas referidas a las cinco causas y a las propuestas del partido. De esta manera, buscamos no solo hacer conocer nuestras ideas, sino invitar a la reflexión y a la participación de los vecinos; en ésta clave fueron los esténcil. Además claro, de escapar al vacío en materia de ideas de los partidos tradicionales, cuyas pintadas solo reflejan grandes nombres en azul o en rojo pero nada de propuestas, y por supuesto alejarnos de la marketinera “H” amarilla que al igual que la fiebre (del mismo color) de finales de siglo XIX invade la ciudad atacando a los más pobres - y encima, como la “H” es muda, lo hace de callado -
En nuestras pintadas, no hay nombres propios, solo el colectivo. Tampoco son pintadas enormes y anodinas, sino humildes y concretas. Son pintadas que piden el diálogo y no demandan el voto. Son pintadas que dibujan nuestro proyecto: Un movimiento nacional y popular, que incluya, que invite al diálogo y abogue por el bienestar del pueblo argentino y la patria latinoamericana. Empezamos hablándole a un barrio, suena a poco. Miguel Angel antes de hacer El David tenía un pedazo de mármol.
Nuevamente: Empezamos hablándole a un barrio… y hay que seguir.
En Buenos Aires, en el puente de La Boca:
Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie.
En Caracas, en tiempos de crisis, a la entrada de unos de los barrios más pobres:
Bienvenida, clase media.
En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional:
Dios vive.
Y debajo, con otra letra:
De puro milagro.
Y también en Bogotá:
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Y debajo, con otra letra:
(Último aviso.)
Eduardo Galeano – Dicen las paredes/2
En el Libro de los abrazos
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